
El claviórgano
Combinación de un órgano y un cémbalo. Fue un experimento (uno de tantos) renacentista. La primera noticia de él la hallamos en 1480. Sabemos el nombre de su constructor, Moferrez, y que cayó en desuso en época de Felipe II, a pesar de su bellísimo sonido, posiblemente a causa de su problemática afinación.
En la Edad Media los instrumentos de cuerda y teclado aparecen muy al final, siendo su antepasado directo el monocordio de tecla, que describimos más abajo. Si las cuerdas son golpeadas hablaremos de clavicordio y dulcemelos, y si son pinzadas lo haremos del clavicembalo y el claviciterio.
El clavicordio
Los primeros clavicordios propiamente dichos tuvieron 14 cuerdas en el siglo XIV, y varias teclas por cada cuerda, pero ya en el siglo XV aparece un verdadero instrumento de tres octavas de extensión. Su mecanismo constaba de una palanca que al pulsar la tecla golpeaba con un hierrito o tangente la cuerda. Su sonido era muy debil aunque permitía más expresividad que los instrumentos de pluma como el cémbalo. Al principio del siglo XVI constaban de 38 teclas, y venían provistos de una octava corta. Hasta el siglo XVIII se habla de clavicordio para referirse a cualquier instrumento de tecla y pluma, y al clavicordio se le llama monocordio, lo cual hace que haya gran confusión al respecto.